El economista Juan Carlos De Pablo dijo en Pop Radio 96,1 que desde que Nístor Kirchner falleció el 27 de octubre de 2010, en el plano económico el gobierno presidido por Cristina Fernández de Kirchner no tuvo que tomar ninguna medida fundamental. Y menos, teniendo que reaccionar frente a conductas del sector privado que requirieran acción pública.
Un ejemplo de esto hubiera sido que al día siguiente del deceso del ex presidente, los argentinos hubiíramos provocado una corrida bancaria. Lo cual hubiera motivado una reunión de urgencia entre la presidenta de la Nación, el ministro de economía y la presidenta del Banco Central, no para felicitarse mutuamente sino para analizar quí se podía hacer para revertir la situación.
No ocurrió, y por consiguiente la reunión no se llevó a cabo.
Pues bien, podríamos estar delante de una situación que obligara al Poder Ejecutivo a ocuparse, pero en serio, de política económica. ¿Quí puede precipitar esto? La intensidad que en las últimas semanas tuvo la compra de dólares por parte del sector privado.
Los argentinos hace dícadas que compramos dólares para atesorar (y están tan fuera del sistema económico los que duermen en los colchones, como los guardados en cajas de seguridad o los depositados en las Islas Cayman), y hace años que sistemáticamente venimos comprando. Sin embargo la fuga de capitales es noticia últimamente, por la intensidad del fenómeno. En agosto el sector privado compró aproximadamente u$s 3.000 M., es decir, en promedio u$s 150 M. por día hábil.
En otra porción de este número de Contexto analizo la cuestión de “con quí” se compran dólares, para investigar si el movimiento se agota en sí mismo (como una guerra en la que las fábricas de municiones están dentro del campo de operaciones) o se sigue alimentando de manera continua (como una guerra donde otros países reemplazan el material destruido por los bombardeos).
Aquí corresponde analizar las alternativas que tiene el gobierno, a la luz de lo que está ocurriendo.
Primera alternativa: provocar un salto devaluatorio. “Ayer” Mercedes Marcó del Pont pide la cadena nacional para comunicar que, desde mañana, el Banco Central comprará y venderá dólares a –digamos, y pongo un número absurdo para que nadie piense que estoy haciendo un pronóstico- $ 18 por unidad.
Segunda alternativa: aumentar el ritmo devaluatorio. Todos los días el Banco Central aumenta “un cachito” la cotización del dólar.
Tercera alternativa: el Banco Central se retira por completo del mercado de cambios, liberando la cotización.
Cuarta alternativa: el segmento oficial del mercado de cambios se circunscribe al intercambio internacional de mercaderías y servicios, independizándose de los movimientos de capitales. Todo argentino que desee juntarse con un dólar, que lo compre en el mercado “azul”… a la cotización que sea.
No es fácil elegir una alternativa, aquí y ahora. Porque recuerde que en política económica todo es aquí y ahora. El salto devaluatorio, por ser imprevisto, tiene la ventaja de que no afecta las tasas de interís. Tiene el inconveniente de que funciona si el gobierno que lo lanza y lo implementa, es creíble. Fundamental: si la gente piensa que los $ 18 por dólar se van a mantener, no sólo no va a comprar más dólares sino que va a vender algunos de los que había comprado. Pero si la gente piensa que el salto de $ 4,24 a $ 18 es la apertura de la tranquera, comprará en vez de vender. ¿Cuán creíble es el actual gobierno, en materia cambiaria?
Aumentar el ritmo devaluatorio no tiene nada de inesperado, y por consiguiente afectará las tasas de interís y probablemente tambiín la tasa de inflación.
Las otras 2 alternativas “pueden ser”. En particular, es probable que una porción de los dólares que se están comprando actualmente, anticipen la cuarta. Con o sin desdoblamiento cambiario.
Todo esto muestra por quí las autoridades siguen “deshojando la margarita”, en presencia de una fuga de capitales que tomó intensidad.
Última: quienes comparan el stock de reservas brutas en poder del Banco Central, con la cantidad de dinero en poder del público, no le prestan atención a la historia. Si se la prestaran, observarían que Machinea y Cavallo “bajaron la cortina” de la venta de dólares y extracciones en efectivo sin limitaciones, cuando el grueso de las reservas en el Banco Central y los depósitos en el sistema financiero, todavía estaban dentro del sistema, respectivamente.
Si hoy el Banco Central tiene reservas por u$s 50.000 M. y a fin de año tuviera u$s 46.000 M., los que toman las decisiones no dirían “todavía le queda mucho poder de fuego” sino “las mujeres y los niños primero”.
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Fuente: c3m.com.ar