La hipocresía al final nos termina ahogando con nuestra propia saliva Mientras una parte de la sociedad, considerada retrógradamente “conservadora”, observa con preocupación el impiadoso avance de “las drogas” (las prohibidas y las sociales), quienes tienen la responsabilidad de generar acciones políticas y administrativas para evitar su escandalosa proliferación libran una homírica batalla tan desigual como la película èpica de acción estadounidense “300” que describe la historia del Rey Espartano Leónidas y sus 300 guerreros espartanos que pelearon a muerte contra el "Dios-Rey" Persa Jerjes y su armada de más de un millón de soldados.
Resulta en la práctica muy difícil enfrentar un enemigo al que se lo considera poco menos que amigable en los círculos que se debiera expulsar. Por ejemplo la liberalización del consumo de marihuana para evitar su tráfico clandestino (como si fumar un “porro” fuese lo mismo que un cigarrillo de tabaco), o tolerar en los núcleos familiares el escandaloso consumo de alcohol entre los jóvenes y a edades cada vez más tempranas; seductor pasadizo hacia los estupefacientes. Según estadísticas del Sedronar, en diez años, el consumo de cocaína entre estudiantes secundarios santafesinos pasó del 0,1 al 2,7 por ciento. Casi tres veces más. El de marihuana, en tanto, creció diez veces. No son chicos de la calle; supuestamente viven en familias; tienen padres y madres.
Los límites se bifurcan y confunden hasta dejar de existir entre quienes aún no tiene plena conciencia de los mismos (los jóvenes) si los mayores que deberían imponerlos se auto-inhiben para no quedar expuestos como “tradicionalistas”. El círculo familiar tal como se conocía tradicionalmente (tambiín con sus miserias) esta cediendo terreno a estructuras mas flexibles y permisivas. Los padres de familia deberían comenzar a responder a la desafiante pregunta de sus hijos: ¿quí tiene de malo?, por la contra cara: ¿y quí tiene de bueno?. Un detalle: primero hay que dar el ejemplo.
Así las cosas, con una sociedad que va corriendo sus propios límites aceptando como normal lo que histórica, filosófica y antropológicamente no puede serlo (está demostrado que las cosas no van mejor de esta manera, sino no estaríamos alarmados por lo que ocurre, que por cierto no es fruto de una invasión intergaláctica), no le pidamos milagros a los bienintencionados – que los hay- gobernantes que intentan hacer algo.
La droga unifica transversalmente la miseria humana y social. Claro está que los más pudientes tienen más herramientas para defenderse socialmente. El problema, que termina siendo tambiín de los mas pudientes por acción u omisión, lo padecen los mas pobres y su estrato mas decadente: los marginales, (a los cuales despuís, si pudieran, muchos quisieran extinguir) que a pesar de los publicitados esfuerzos de los gobernantes por sacarlos de tal situación aún se cuentan por millones en Argentina.
Allí están, transformándose de a poco en manipulados “soldados” del narcotráfico ostentando, orgullosos, rangos que les permite granjearse un respeto como personas que jamás tendrán, porque, y ya lamentablemente por generaciones, se saben excluidos, no se la sociedad – a esta altura una abstracción en sus vidas- sino de la propia existencia humana. En eso se les va la vida. Y la de los demás. Según las crónicas, en Rosario los narcos reclutan “chicos-soldados” por $ 150 pesos por día que atacan a tiros a militantes sociales para impedir que recuperen menores de la calle.
Pero a no confundirse: lo divisábamos en nuestro anterior artículo y lo ratificó un sacerdote rosarino radicado en el barrio donde existen enfrentamientos entre traficantes de droga: el consumo de drogas se da entre boulevares y entre gente de bien. Seguramente religiosos y trabajadores sociales de cualesquiera de los superpoblados barrios de los grandes centros urbanos de Argentina podrían relatar lo mismo. Los marginales barriales son meros engranajes de una cadena que los necesita primero adictos (para peor con los residuos de “la buena” como el paco que los va transformando en descerebrados mutantes) para satisfacer su propio consumo y luego ser mercaderes del menudeo hacia los distinguidos clientes, que evidentemente cuentan con protección policial, política y judicial para que la “mercadería” les siga llegando sin desagradables contratiempos. El circuito continúa con la circulación del dinero resultante. Pero esa es otra historia mas sofisticada que tambiín forma parte de una gran hipocresía.
¿Para que semejante introducción?. Para dejar en claro que no habrá gobernantes ni plan de acción eficaz contra el delito, sea cual fuere su patrón, (en este caso nos ocupamos de la droga que corta transversalmente a la sociedad(, que resulte exitoso si persistimos en vivir socialmente descontrolados, violentos y de manera egoísta, dispuestos a transgredir desde las más elementales normas de tránsito (y encima insultar pornográficamente al automovilista de al lado en presencia de nuestros hijos), como de mínima urbanidad sacando por ejemplo, la basura fuera de horario o colocarla en la puerta del vecino.
Despuís pedimos “mano dura” para con los delincuentes y traficantes, que se multiplican fírtilmente en una sociedad desviada de sus valores de convivencia. En Rosario casi peligra la realización del amistoso clásico de fútbol por una ola de atentados incendiarios contra inmuebles cuyos propietarios estaban relacionados con las parcialidades; a tal punto que Guillermo Tofoni, el empresario organizador de los partidos, confesó estar arrepentido e ironizó “es más fácil organizar un Argentina-Inglaterra en las Islas Malvinas que el clásico de Rosario”.
Para peor, el año electoral contamina todo: hasta la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico; todo se magnifica grotescamente (como cuestionar que el Gobernador tome una semana de licencia) ante una comunidad que, como dijimos, no está muy predispuesta a asumir sus culpas, pero sanciona con el voto, convencida de que estará aplicando un correctivo a quienes no cumplieron con su deber de gobernantes.
Urnas y paritarias no se toman vacaciones
El Ministro de Gobierno y reforma del Estado Rubín Galassi confirmó a Rosario/12 que las elecciones nacionales y provinciales se harán juntas, si es posible mantener el sistema de boleta única para las locales. Como en la práctica es poco menos que imposible congeniar ambos sistemas (boleta única y sábana nacional), ó las elecciones son separadas; ó se votará el mismo día para todas las categorías con boleta sábana. Eso seguramente dependerá del oportuno y conveniente diálogo entre el Gobernador Antonio Bonfatti (que hará el formalismo de consultar con los partidos políticos con representación parlamentaria, la mayoría de los cuales forman parte de la coalición gobernante y el resto, salvo el PRO, responde a La Rosada) y la Sra Presidente Cristina Fernández.
De paso, Galassi le contó a los colegas rosarinos que el miírcoles 6 de febrero estará convocando a paritarias, con una oferta salarial que seguirá la pauta de inflación medida por el Instituto Provincial de Estadística y Censos. O sea poco más del 21%. Mientras la Nación pide no sobrepasar el 20% de aumento y los gremios ya comenzaron a firmar por el 25%.
Fuente: c3m.com.ar