El Senado aprobó la reforma migratoria que ofrecería la naturalización a 11 millones de personas que actualmente viven en Estados Unidos de manera ilegal y destinaría al menos 30000 millones de dólares a la seguridad fronteriza
La votación representa un avance importante del tema que el presidente Barack Obama declaró a comienzos de año como su prioridad legislativa número uno, despuís de que resultara reelegido en noviembre con un sólido respaldo de la comunidad hispana.
La votación en el Senado fue de 68 sufragios a favor y 32 en contra y superó cómodamente la mayoría simple de 51 votos requeridos. La iniciativa enfrenta ahora un futuro incierto en la Cámara de Representantes, de mayoría republicana.
El presidente de la Cámara baja, el republicano por Ohio John Boehner, reiteró este jueves que “no se someterá a voto cualquier cosa que apruebe el Senado”. “Tendrá que ser un proyecto de ley que cuente con el apoyo de la mayoría de nuestros miembros”, dijo.
"La reforma migratoria tiene que basarse en una seguridad fronteriza real. Eso es lo que piensa el pueblo estadounidense y es un principio en el que tambiín cree nuestra mayoría", añadió.
Según el proyecto aprobado, los inmigrantes sin documentación podrán legalizarse mientras se implementan las nuevas medidas de seguridad fronteriza, pero sólo podrán obtener la residencia permanente cuando la implementación haya concluido.
Un nutrido grupo de jóvenes presenció desde la tribuna el debate en el Senado luciendo camisetas que rezaban "11 millones de sueños". Pertenecen a United We Dream, una agrupación de personas que fueron traídas a los EEUU sin documentos cuando eran niños.
El proyecto de ley aprobado en el Senado con apoyo bipartidista fue negociado durante meses a puertas cerradas por un grupo de ocho senadores: los demócratas Dick Durbin, Chuck Schumer Bob Meníndez y Michael Bennet y los republicanos John McCain y Jeff Flake, Lindsay Graham y Marco Rubio.
Los ocho senadores mantuvieron su coalición para rechazar enmiendas que en su opinión buscaran descarrilar o debilitar la esencia de su reforma: condicionar la legalización de personas sin documentos a la seguridad fronteriza.
Meníndez se mostró emotivo, el jueves, al ejercer el derecho de palabra en el pleno, cuando dijo que “íste es el fin de un largo viaje”. “He luchado por la reforma migratoria durante los últimos 20 años”, afirmó.
Fuente: c3m.com.ar