En Bagdad, las autoridades iraquíes se encontraban en alerta máxima para impedir nuevos atentados de yihadistas sunitas contra los miles de fieles que se espera que lleguen a la capital de Irak para celebrar la gran fiesta chiíta de la Ashura El gobierno iraquí desplegó decenas de miles de policías y soldados en la capital y en la carretera hacia Kerbala, a 110 kilómetros al sur de Bagdad, la ciudad santa chiita, que el martes recibirá a miles de peregrinos para conmemorar la muerte del imán Hussein, una de las principales figuras del chiismo, enterrado en esta ciudad.
El sábado "se puso en marcha un plan de seguridad para proteger a los peregrinos y nuestras fuerzas se encuentran en estado de alerta máxima", indicó a la AFP un coronel de la Policía. Ese plan de seguridad no impidió, sin embargo, los dos atentados que el domingo dejaron 19 muertos y que fueron reivindicados el lunes por el ISIS.
Según el teniente general Othman al Ghanimi, más de 26.000 miembros de las fuerzas de seguridad se encuentran desplegados en torno a Kerbala, con varios helicópteros participando en la operación.
En los últimos días, los atentados se han multiplicado y han causado decenas de muertos entre la comunidad chiíta, considerada hereje por los radicales.
Al menos 36 miembros de una tribu que combate contra el grupo Estado Islámico fueron ejecutados por los yihadistas en Irak. Los extremistas volvieron a dar pruebas de su crueldad el domingo "ejecutando a 36 personas, entre ellos, cuatro mujeres y tres niños" de la tribu sunita albunimer, informó el jeque Naim al Kuoud al Nimrawi a la AFP. Los yihadists se ensañaron con esta tribu desde hace días por su alianza con las fuerzas iraquíes para expulsarlos de la provincia de Al Anbar, que el ISIS controla en buena parte.
El balance de muertos entre las tribus que apoyan a las tropas gubernamentales se eleva a entre 250 y 400, incluyendo las últimas ejecuciones.
"El peligro es mayor ahora que en los últimos años. Antes había terrorismo, pero nunca había llegado a los niveles actuales", opinó un coronel de la Policía, aludiendo a la creciente presencia en Irak del grupo ISIS.
En Albu Kamal, localidad siria en la provincia oriental de Deir Ezzor, junto a la frontera con Irak, los yihadistas decapitaron a ocho rebeldes sirios que se habían entregado la semana pasada, pese a haberles prometido la amnistía si se rendían, aseguró el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Su director, Rami Abdel Rahma, explicó que los hombres habían sido ejecutados y sus cuerpos crucificados.
Resistencia en Kobane
Acusado de crímenes contra la humanidad, que van de violaciones y crucifixiones a ejecuciones en masa y limpieza ítnica, el ISIS va ganando terreno a costa de sembrar el terror allí donde llega.
El grupo radical se ha beneficiado de la guerra civil en Siria y la inestabilidad política de Irak para implantar su proclamado califato en grandes zonas de ambos países, mientras que Pakistán y Afganistán empiezan a temer ser los próximos, ante el aumento de los reclutamientos.
Kobane, localidad siria fronteriza con Turquía y tercera ciudad kurda de país, es escenario de violentos combates desde que el 16 de septiembre los yihadistas iniciaron su asedio. Convertida en símbolo de la resistencia contra el ISIS, en ella resisten con ferocidad los combatientes kurdos sirios.
Los kurdos cuentan con el apoyo de los peshmergas (milicianos kurdos iraquíes) y de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, cuyos aviones han realizado al menos cuatro incursiones aíreas en la pasada madrugada y golpearon un nuevo convoy del ISIS que se dirigía hacia Kobane.
Fuente: c3m.com.ar