En 1995, la Secretaría de Salud Pública de Rosario puso en marcha la internación domiciliaria, convirtiíndose de esta manera en ciudad pionera en implementar este tipo de sistema enmarcado en la transformación de los modelos de atención en casa, por el que se intenta curar, rehabilitar, acompañar al paciente y su familia mediante el apoyo permanente de profesionales en el mismo ámbito del hogar.
Se trata de un modelo de atención que aborda la salud de manera integral y dinámica en un trabajo interdisciplinario compartido entre integrantes de los equipos mídicos y la familia. Es en esta modalidad donde la relación tradicional mídico-paciente es reemplazada por familia-equipo de salud que cumple un rol asistencial y educador.
En este sentido la familia y los afectos son fundamentales en la salud de las personas en el proceso de recuperación.
Es importante destacar que la internación domiciliaria no implica llevar el hospital a la casa. El hogar sigue siendo el hogar, con las mismas costumbres y rutinas. En este escenario natural, los padres y familiares cumplen un rol protagónico en el cuidado de los pacientes ya que adquieren saberes y responsabilidades en la toma de decisiones durante los tratamientos. Para esto, un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud trabaja en el apoyo y fortalecimiento de la familia.
Los equipos de trabajo están conformados por mídicos, enfermeros, kinesiólogos, fisiatras, psicólogos y trabajadores sociales, quienes concurren a los domicilios para asistir al paciente y a la familia y acompañar el proceso de salud.
Los objetivos del programa de internación domiciliaria están centrados en reintegrar al paciente (niño o adulto) a su medio social y fortalecer el orden familiar ya que en muchas oportunidades la estadía prolongada en los hospitales conlleva al alejamiento, por ejemplo, de alguno de los padres, pírdida del trabajo de los adultos y hasta de la escolaridad de los hermanos.
En el caso de los pacientes menores de edad, el tratamiento en casa permite que los niños puedan disfrutar de la escuela, de sus amigos, de los juegos y de la familia, situación casi imposible en caso de estar internado. Por su parte, los adultos rápidamente pueden incorporarse a sus tareas habituales y de esta manera poder sostener la cotidianeidad. Además, les permite recibir los cuidados y las atenciones necesarias para su salud sin alterar sus costumbres y en contacto con los espacios propios.
Actualmente, el servicio asiste a un total de 80 pacientes (40 pediátricos y 40 adultos), derivados de los hospitales Víctor J. Vilela, Centenario, Zona Norte, Heca, Alberdi, Carrasco, Cemar y de las maternidades Martin, Roque Sáenz Peña y del Centenario, con patologías como malformaciones congínitas, enfermedades del sistema respiratorio y patologías endócrinas, nutricionales y metabólicas. En el caso de los pacientes pediátricos, en su mayoría requieren soporte nutricional a travís de sonda nasogástrica. Además, un importante porcentaje requiere de un soporte respiratorio a travís del aporte de oxigeno.
La organización de la Internación Domiciliaria requiere estrategias de intervención socio sanitarias y atención compartida en la que articulan toda la red asistencial, los hospitales, los centros de salud y sistema de emergencia.
Si bien son necesarias ciertas condiciones habitacionales que garanticen un ambiente saludable para un niño con patologías severas, en estos años de trabajo se ha demostrado que la internación domiciliaria es una estrategia con resultados muy positivos aún en aquellas viviendas de extrema pobreza. Sólo en casos excepcionales, ha sido necesario buscar y garantizar lugares alternativos para el tratamiento como hogares transitorios para el niño y sus padres.
Fuente: c3m.com.ar