A pocas horas de que el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, asumiera su cargo, empiezan a verse los primeros efectos de su investidura. Entre los primeros decretos que impulsó el mandatario de ultraderecha está uno que fija el salario mínimo de los trabajadores del país en los 998 reales (unos 257,5 dólares) para 2019, lo que supone un aumento del 4,61 por ciento con respecto al año pasado, pero que es inferior a los 1.006 reales (259,6 dólares) calculados por el gobierno saliente de Michel Temer y recogidos en los presupuestos de 2019.# El aumento del salario mínimo en Brasil se decide con una fórmula que considera la inflación, la tasa de crecimiento del año anterior y otras variables. En este sentido, esa reducción entre el valor finalmente decretado por Bolsonaro y el reflejado en los presupuestos se debe a una disminución de las estimativas de inflación. El reajuste del salario mínimo es tradicionalmente decretado en los últimos días de diciembre, pero el hoy ex presidente Temer decidió delegar el asunto en el nuevo jefe de Estado, que optó por definirlo horas después de jurar el cargo.
Otra normativa aprobada por decreto, que se publicó ayer en el Diario Oficial, y tiene que ver con las tierras indígenas. Bolsonaro entregó a la nueva ministra de Agricultura, Tereza Cristina Correa, una latifundista que coordinaba la bancada de los propietarios rurales en el Congreso, las tareas de identificar, delimitar y crear nuevas reservas indígenas. Bolsonaro afirmó que los indígenas y quilombolas (descendientes de esclavos que mayoritariamente viven en comunidades rurales aisladas) no viven en el Brasil "de verdad" y que su gobierno trabajará para integrarlos. "Más del 15 por ciento del territorio nacional está delimitado como tierra de indígenas y descendientes de esclavos. Menos de un millón de personas viven en estos lugares aislados del Brasil de verdad, explotadas y manipuladas por ONGs. Vamos a integrar juntos a estas ciudades y a valorar a todos los brasileños", explicó el mandatario en su Twitter, tras firmar el decreto.
La medida representa una victoria para la agroindustria y según los ambientalistas provocará la destrucción de culturas e idiomas nativos al integrar a las tribus en la sociedad brasileña. Además, aseguran que los pueblos nativos son los últimos custodios de la Amazonia, la mayor selva mundial, que es vital para la estabilidad climática. La ministra de Agricultura salió de inmediato al cruce de las críticas de los movimientos indigenistas, de campesinos y de los descendientes de esclavos, y prometió durante su acto de investidura que el traspaso de atribuciones no implica una amenaza a la demarcación de tierras de estas minorías, en permanente conflicto con los hacendados.
Finalmente, Bolsonaro también firmó una medida provisoria —que a nivel legal es una medida unipersonal del presidente, con fuerza inmediata de ley, sin la participación del Poder Legislativo— que borra todas las referencias a la comunidad LGBTI en el organigrama ministerial y en las directrices de protección de los derechos humanos del gobierno federal. La medida provisoria 870/19 explicita los cambios en la estructura de los ministerios, incluyendo el nuevo Ministerio de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos, comandado por la pastora Damares Alves.
Entre las políticas y directrices destinadas a la promoción de los derechos humanos se incluyen explícitamente las "mujeres, niños y adolescentes, juventud, ancianos, personas con discapacidad, población negra, minorías étnicas y sociales e indígenas". Las personas LGBT, que antes eran citadas en las estructuras de la Secretaría Nacional de Promoción y Defensa de los Derechos de la Persona Anciana, fueron excluidas. "Vamos a unir al pueblo, a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores", dijo Bolsonaro en su discurso de investidura.
El nuevo presidente brasileño también dedicó parte de su primer día de gestión a las relaciones internacionales y recibió en el Palacio del Planalto a los enviados de sus dos principales socios comerciales, China y Estados Unidos, en audiencias por separado. Primero se reunió con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, a quien le prometió que la época en que "los brasileños elegían a presidentes, que por alguna razón, eran enemigos" de Washington terminó. "Es todo lo contrario: somos amigos", acotó Bolsonaro frente a la prensa y el jefe de la diplomacia estadounidense le devolvió el gesto: "Estoy muy contento de que la relación entre nuestros dos países están al borde de comenzar a desarrollarse". Posteriormente se reunió con Ji Bingxuan, enviado especial del líder chino, Xi Jinping.
Moro asumió como ministro
Bolsonaro también encabezó el acto de jura de varios de sus ministros, en el que se destacó la investidura en la cartera de Justicia y Seguridad de Sergio Moro, el juez federal que encarceló al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Moro declaró que su prioridad será combatir una impunidad que, según señaló, sigue siendo alta. Así, avanzó que en los próximos meses enviará al Congreso un proyecto de ley en este sentido. El nuevo ministro ya había anticipado que se centraría en el combate a la corrupción y a la violencia de las organizaciones criminales.
Además, asumieron el ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, quien será responsable de la articulación política del gobierno, y el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, el general de la reserva Augusto Heleno Ribeiro, quien tendrá a cargo la seguridad de Bolsonaro y comandará los órganos de inteligencia de Brasil. Otros que recibieron el cargo de sus antecesores en el acto encabezado por el presidente fueron el también general de la reserva Carlos Alberto dos Santos Cruz, que asumió como ministro de la Secretaría de Gobierno, y el abogado Gustavo Bebianno, correligionario de Bolsonaro en el Partido Social Liberal (PSL), que será titular de la Secretaría General de la Presidencia.
Repudio
El Ministerio de Exteriores de Venezuela rechazó la "actitud intervencionista" del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, por la reunión que sostuvo ayer con Bolsonaro para, según dijo, formar un frente común contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, a los que Washington y Brasilia consideran dictaduras.
Fuente: c3m.com.ar