El oficialismo, que la rechaza para dar prioridad a las reformas sociales, comenzó a admitir la posibilidad de un cambio de la Carta. Las negociaciones sobre las reformas en Chile entre el Gobierno y la oposición van tomando un nuevo ritmo con el paso de los días. El Ejecutivo del presidente Sebastián Piñera, a través de varios líderes, admitió ayer la posibilidad de una reforma constitucional, aunque de manera condicional. Una encuesta semanal reveló que un 87 por ciento está de acuerdo en que Chile necesita de una nueva Constitución. #
El debate surgió junto con la ola de protestas y la consiguiente crisis política. La crisis estalló de manera súbita el pasado 18 de octubre, cuando una protesta estudiantil contra el alza del boleto del metro escaló en violentas acciones nocturnas incendiarias, que dejaron al tren subterráneo en llamas. Desde el día siguiente se sucedieron masivas manifestaciones, que solo decrecieron a partir de la tercera semana. Anoche se realizaban nuevas marchas en Santiago.
Las rondas de negociaciones que abrió ante la crisis el presidente Piñera rápidamente se centró en el calado de las reformas. El gobienro hasta ahora ha rechazado el reclamo de una reforma constitucional, argumentando que las reformas más urgentes quedarían postergadas. Ayer, tal vez por primera vez, quedó claro que la reforma constitucional no se descarta. Tanto el gobierno como los partidos de la alianza oficialista Chile Vamos, no se cierran a esa opción. Pero nuevamente dejaron en claro que la prioridad debe ser la agenda social impulsada por Piñera para solucionar la crisis. "No nos cerramos a ningún diálogo. Creemos en el Congreso y sus capacidades", sostuvo la vocera del Ejecutivo, Karla Rubilar. "Nosotros hemos sido extremadamente claros. Lo que ha pasado en estos últimos días ha sido una cachetada a los políticos para decirnos que la gente no se siente representada de buena manera por nosotros. Y por lo tanto, en ese esfuerzo, parece lógico no seguir conversando solo entre nosotros mismos, porque es importante el diálogo político, los acuerdos, para poder sacar adelante las agendas sociales, sino que también conversar con los ciudadanos que no tienen acceso a emitir sus opiniones de forma directa hacia La Moneda y el Congreso", indicó Rubilar. Agregó que "no queremos poner la carreta delante de los bueyes; primero, los esfuerzos focalizados en la agenda social, y después podemos conversar de muchos otros temas, pero prioricemos que no sigamos conversando solamente entre cuatro paredes los que siempre hemos tenido voz".
A su vez, el presidente del partido oficialista Renovación Nacional, Mario Desbordes, aseguró que "lo primero que creo es que la gente nos está pidiendo soluciones hoy día. Ningún cambio constitucional demorará menos de un año. Si usted arma una asamblea constituyente, son meses de trabajo y discusión, quizás por lo menos un año. Y lo que la gente quiere es ver si de verdad hay solución hoy al tema de las pensiones, sueldos y la salud. Lo que propongo es que caminemos y comamos chicle al mismo tiempo". "¿Podemos avanzar en la modificación constitucional? —continuó— Por supuesto. Yo le hago una pregunta a la oposición: ¿por qué la oposición que ingresa un proyecto de reforma constitucional al Congreso, después de un tremendo diálogo ciudadano que costó varios miles de millones de pesos, hoy nos dice que la fórmula es otra? Conversémoslo. Pero me llama la atención ese giro de la oposición. Renovación Nacional está abierto a conversar, en principio nos parece lo lógico, razonable, es que esto se debata en el Congreso". En Chile, según la propia Constitución vigente, la reforma constitucional se debería hacer mediante enmiendas en el Congreso, con mayorías calificadas. La oposición apuesta a una Constituyente tal vez porque calcula que, con el descrédito actual del oficialismo, tendría una mayoría holgada, que no tiene en el Congreso. En este, el centroizquierda domina el Senado y la derecha la Cámara de Diputados. Tanto el mandato de Piñera como el del Congreso actual surgieron de las elecciones de octubre y noviembre de 2017.
La titular de la UDI _el otro histórico partido derechista de gobierno_ Jacqueline Van Rysselberghe, aseguró, que "es un tema que creo que el Congreso siempre ha estado dispuesto a conversar. Me parece que hay que hacerlo de manera institucional, pero creo que hoy la gente, a ese millón de chilenos que salió en Santiago y muchos que salieron en las regiones, lo que pedían eran mejoras sociales. Y creo que tenemos que hacer un esfuerzo importante por abocarnos a eso".Y Hernán Larraín Matte, presidente del partido Evópoli, una formación nueva integrante de la alianza gobernante, reiteró el llamado a enfocarse en la agenda social. "Evópoli siempre ha estado abierto a los debates. Hemos hecho propuestas en materia constitucional. Y participamos del proceso constituyente que llevó adelante Michelle Bachelet", remarcó. Y recordó que la presidenta socialista impulsó un proceso constituyente. "Hoy hay en el Congreso una nueva Constitución y es ahí donde se tienen que dar estas discusiones", insistió el jefe Evópoli.
Fuente: c3m.com.ar