#RosarioEnCasa es una sección de la web municipal creada por el municipio para acompañar y ayudar a transitar este tiempo de aislamiento obligatorio. Allí, se pueden encontrar contenidos educativos, culturales, deportivos y recreativos producidos por rosarinas y rosarinos, con propuestas dirigidas a todas las edades y todos los gustos, para poner el cuerpo en movimiento, compartir con las infancias o conocer producciones artísticas locales. Entre estas opciones se encuentra Los cuentos cuentan, espacio en el que narradores orales interpretan historias infantiles, realizadas de manera articulada por Moronao (Movimiento Rosarino de Narración Oral) y la Asociación Argentina de Actores Delegación Rosario.
“Creemos que la voz humana, las miradas, la presencia y el calor del encuentro en torno a los relatos, permiten reavivar esa voz que cuenta, despierta imágenes y muestra mundos a través de las palabras. Los cuentos continúan siendo el abrigo de la memoria reciente y remota, fuente de recreación del presente y territorio compartido para pensar el futuro”, aseguran desde Moronao.
En la lista de reproducción de Los cuentos cuentan se pueden escuchar los relatos: El Colibrí y el incendio narrada por Ana Cao, Don Gato por Adriana Felicia, Los cuentos cuentan de Horacio Quiroga narrado por Marisa Lanteri, Una flor en el sombrero de Gustavo Roldán por Teresita Igón, La bruja Winnie por Germán Germinale y La Libertad y otras definiciones por Christian Álvarez.
“Es un lugarcito que estamos construyendo. En la página se van a encontrar con relatos cortos de alrededor dos minutos, historias, versiones de cuentos de autor y relatos propios, que propone la escucha y el entretenimiento para toda la familia. Además, cuentos fantásticos de animales, brujas, gatos y reflexiones”, menciona Christian Álvarez, quien forma parte del Movimiento.
Los integrantes de Moronao son Christian Álvarez, Liliana Belinsky, Gisela Bernardini, Ana Cao, Adriana Felicia, Germán Geminale, Paula Geminale, Pablo González, Teresita Igón, Marisa Lanteri, Yeni Mata, Sebastián Oficialdegui y Livia Vives. Y lo conforman ocho grupos: Cuentos Rodantes, Génesis, La bolilla que faltaba, Las Cuentacuentos, Los Nadies, Mariposa Andariega, Recursos Paganos y Sarna con gusto.
Sobre el salto hacia lo digital, señalan que es un desafío ya que sus encuentros se desarrollaron siempre y fuertemente en la presencia con otros, en la cercanía. “La propuesta justamente intenta recomponer los vínculos, los lazos y nos retrotrae a aquellas rondas en la que los seres humanos se reúnen para contarse cosas. El salto a lo digital nos permite enfocarnos en la palabra, que es lo que en definitiva nunca perdemos. La palabra entra por el oído y dispara miles de sensaciones e imágenes o por lo menos esa es la intención. Lo digital permite que haya miles de personas encontrándose con palabras y ellas resonando en sus subjetividades”, explica Álvarez.
Para los integrantes de este Movimiento la importancia de contar historias narradas está dada por el encuentro. “Es una paradoja en estos momentos en el que estamos encerrados, en el que tenemos tiempo para pensarnos diferentes y hacer algún tipo de balance de nuestras vidas, el poder llegar con la palabra y generar distintos universos, reconstruir lazos y vínculos a través de ella. Eso es lo que más queremos y lo que nos importa. En este contexto es donde más tenemos que estar en contacto. Lo virtual, hace tiempo, forma parte de nuestra vida, el desafío es encontrarse y potenciarse en esa virtualidad”, señala.
“A la luz de las historias siempre estaremos a salvo”
La Municipalidad de Rosario cuenta con una importante cantidad de propuestas culturales para chicos y grandes. La narración oral es una de ellas, tanto a través de talleres como en encuentros los fines de semana para contar historias. Uno de los talleres funciona en el Centro Municipal Distrito Norte y lo dicta Natalia Fernández, una apasionada del arte de unir narración y oralidad.
A Natalia le gusta contar cuentos pero sobre todo le gusta invitar a otros a que se animen a contarlos. En su familia hubo grandes narradoras, como sus dos abuelas que contaban historias de diversas maneras. “Cuando las personas que se anotan llegan al taller, aclaran que no saben contar cuentos porque les da vergüenza o porque creen que no tienen memoria, pero todo eso se va modificando en el camino. Todos podemos contar algo, porque todos tenemos algo para contar, en cada uno de nosotros vive un narrador“, afirma.
Para ella hay tres puntos importantes para destacar de la narración oral. En primer lugar, es una vía de comunicación. “Los seres humanos necesitamos comunicarnos, desde una charla, una conversación, un saludo o un encuentro, hay algo en la comunicación, en el encuentro con el otro que se vuelve inherente al ser humano, que es muy necesario”, dice. Por otro lado, cree que la narración oral, ese arte de contar historias, conlleva en su concepción originaria el valor de la historia. “Narro cuentos de tradición oral, porque los cuentos son la memoria de un pueblo, y la memoria no puede olvidarse, se debe transmitir, como parte de la vida”.
Y finalmente afirma que la narración oral es belleza, y que la belleza también es un derecho. “Desde ese punto de vista, el arte, es esa necesidad de encontrar belleza en algo. Por eso hay cuentos que además de transmitir la memoria de un pueblo, y ser un acto de comunicación, son en sí mismos una joya, una belleza, que es un alimento para el alma. Creo que la narración oral es importante porque es una forma de contarnos la vida y eso ya es un gran desafío y es algo que nos mantiene unidos”, comenta.
En momentos de aislamiento social, el encuentro con otros se modifica. “Claramente hay un elemento en esto de contar cuentos que es vivencial, íntimo, de miradas, de ambiente, de contexto que creo que se dificulta en lo digital pero es lo que podemos ahora. Tenemos que quedarnos en nuestras casas y por eso buscamos otros caminos, hay que pensar propuestas, poder mantenerlas de alguna manera. Es la estrategia que estamos encontrando, lo importante es poder encontrar en cada momento lo que nos haga bien, lo que nos permita seguir comunicados, y sentir que no estamos solos”, reflexiona la narradora.
Y finalmente, sobre la dinámica del taller del Distrito Norte, agrega: “Intentamos aprender a contar aquello que nos contaron a nosotros, o que leímos, algo que nos pasó; en definitiva, contar la vida. Trabajamos sobre textos de tradición oral y de autores, siempre para narrarlos de forma oral. Mucha gente viene en búsqueda de un encuentro con otros. Los cuentos son grandes compañeros de vida y les deseo a todos que puedan permitirse ese momento de escucha y de compartir, porque a la luz de las historias siempre estaremos a salvo”.