La furia presidencial de esos días es recordada en la Casa Rosada y Olivos, pero todavía no era momento de avanzar con cambios. El error fue tan básico que cualquier jubilado con entrenamiento en colas de cobro de haberes pronosticaba un caos. El Banco Central y los bancos salieron a organizar un esquema de seguridad que el fin de semana siguiente terminó calmando las cosas.
“No dejó error sin cometer”, decía ayer un funcionario que conoce a Vanoli desde su etapa anterior en el Banco Central. De esa afirmación hay pruebas que aun pueden verse en la demora para instrumentar la asistencia de emergencia a empresas para el pago de sueldos o el IFE. El martes Vanoli detonó otro enojo en el Gobierno cuando se largó a decir que no estaba seguro que este último beneficio volviera a pagarse el mes que viene.
Alberto Fernández bramaba así entre demoras por las listas de empleados que las empresas no terminaban de conformar para recibir la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, trabajo coordinado entre ANSES y AFIP cuando se acerca la peligrosa fecha en que deben pagarse los sueldos de abril. Ese pago será el mas complicado de enfrentar para las empresas desde que empezó el desastre del coronavirus. Y la llegada de la asistencia del Estado es clave hasta para armar la liquidación en las nóminas salariales. Por la demora se cruzan culpas en varias oficinas de la administración.
De todas formas el valor agregado de ser errores no alcanzaba para tomar la dura decisión política de echar del Gobierno al jefe de ANSES, al principal caja del Estado despues del Tesoro, Pero para encontrar un justificativo queda claro que Vanoli siguió sumando a la lista y con creces.
Muchos no entienden por qué Alberto F. le ofreció semejante cargo. Vanoli venía de no tener el mejor de los récords como presidente del Banco Central, ya no podía decirse que tuviera apoyo de Cristina de Kirchner y tampoco contaba con el valor agregado de ser un hombre de la cercanía más absoluta del Presidente.
Quedó de todas formas en la ANSES y en seguida comenzó a despertar algunas broncas. Por ejemplo, “la pifió con el equipo”, decían en el Gobierno. Para el gusto kirchnerista nombró demasiados funcionarios con simpatía macrista y al mismo tiempo no manejaba el timing que esta crisis requería.
Ayer terminó de completar los requisitos básicos para que un pedido de renuncia se justificara en medio de esta crisis. La ANSES tiene en el Fondo de Garantía acciones de empresas privadas que le permite Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción n designar directores. Esa tenencia siempre fue una bandera para el kirchnerismo.
Vanoli se olvidó de avisarle al Gobierno que el martes se realizaba la asamblea de Telecom donde el Estado debía poner a su nuevo director. Las propias cabezas de la empresa que manejan Clarín y David Martínez le avisaron a la Rosada que la asamblea estaba en marcha y ahora le dieron al Estado 30 días más para que haga el nombramiento. Lo mismo sucedió en Techint, donde deben colocar un director, pero no pasó en Edenor donde el propio Vanoli aparece en el sillón del Estado. Fue demasiado.