El dólar que se consigue a través del home banking tiene varios pseudónimos (“solidario” o “turista” son algunos de ellos) y un destino casi seguro: cruzar la barrera de los $100. Las autoridades monetarias vienen permitiendo un deslizamiento del tipo de cambio oficial, para que el peso no quede tan atrasado. Tan acompasado es el movimiento que el pasado 11 de junio el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, había mostrado en su cuenta de Twitter que durante 28 jornadas hábiles seguidas el peso se depreció 9 centavos exactos frente al dólar, hasta que aquel día se cortó la tendencia y se microdevaluó 6 centavos.
Asimismo, Rajnerman explicó que la dificultad para que aumente la oferta de dólares está vinculada a que no hay capitales financieros que busquen ingresar al país ni se puede esperar un boom exportador o un incremento sustancial del precio de la soja. Además, el economista recordó que, si bien el peso no perdió competitividad frente al dólar, debido a esta depreciación administrada, sí lo hizo frente al real brasileño, que se devaluó en mayor medida.
En tanto, el director de la consultora Ledesma Gabriel Caamaño señaló que el arreglo con los bonistas podría moderar las expectativas, pero de manera temporal: “El mercado de cambios es la caja de resonancia de nuestras incertidumbres. El dólar vale en función de nuestras expectativas. Resolver la deuda ayudaría a descomprimir, pero si después de eso no se genera algo que sea percibido como sustentable, esa oxigenación va a ser transitoria. A la larga se va a diluir y las presiones en el mercado de cambio van a volver”.
Por otra parte, Caamaño agregó: “Hoy esas presiones no la ves en el oficial, por el cepo, tampoco los ves en el MEP y en el CCL porque esos mercados se rompieron con todos los cambios regulatorios, pero sí se ve la brecha con el blue y sí se ve en la absorción de transables, que genera problemas en el Mercado Único y Libre de Cambios. Los generó en mayo y hubo que endurecer todo lo que es el acceso a los importadores”.
A modo de resumen, el director de Ledesma sentenció: “La pregunta de si después de la deuda se pueden levantar las restricciones sobre los tipos de cambio y dónde se pueden ir los tipos de cambio en ese caso, depende en buena medida de cuál sea el sendero fiscal y el régimen monetario que definan. Es decir, el plan macroeconómico que definan una vez resuelta la deuda y cómo eso ancla expectativas”.