En 2018, Argentina había acordado un ambicioso programa crediticio por u$s57.000 millones.
Ámbito consultó a distintos economistas sobre las expectativas que despierta este inicio de negociaciones con el FMI y que consecuencias implicará para el país el resultado de ese dialogo.
El economista Sergio Chouza planteó que “el acuerdo es un paso necesario más para la normalización de la posición financiera nacional, que estaba compuesta por tres grandes bloques: acreedores ley local, acreedores internacionales y el FMI. Es necesario resolver estos tres puntos en simultáneo”.
Para Chouza, “tras un acuerdo con el Fondo, lo esperable es que Argentina una curva sostenible de vencimientos de su deuda externa; que se pueda abarcar con las capacidades de generar dólares y para renovar vencimiento”.
Enfatizó que “el programa que estaba en curso era totalmente inviable ya que concentraba en tres años vencimientos por alrededor de u$s25.000 millones. Eso es imposible para cualquier país sobre todo si esos dólares que llegaron producto del acuerdo no se usaron para fortalecimiento de reservas sino para cubrir gastos corrientes o realizar licitaciones para abastecer el ánimo dolarizador del sector privado”.
Como consecuencia positiva, Chouza mencionó que “el país podrá sanear su situación financiera y eso le permitirá acceder a una menor tasa de interés para nueva deuda. También repercutirá a una baja del riesgo país y facilitar el acceso de las empresas al mercado de capitales externo. Además de generar una mayor confianza”.
Por otra parte, el economista Aldo Abram planteó que el acuerdo con el FMI “es absolutamente necesario” porque los vencimientos “son impagables y se hace necesario lograr un refinanciamiento a siete o diez años. Si logramos eso, tendremos una situación más relajada, sino ‘estamos en el horno'”.
Para Abram, “se debe lograr una refinanciación porque con ello seremos más creíbles en términos de nuestra posibilidad de pago de deuda, lo cual, obviamente, es vital para que Argentina tenga crédito en el sector público pero fundamentalmente en el sector privado productivo porque quién le prestará a una empresa en Argentina, que tiene la deuda con el Fondo y que no puede pagar”.
“Argentina va a cerrar con el FMI pero la negociación dependerá de si el Gobierno pretende recursos (hasta ahora el FMI dice que no), y las condiciones que el Gobierno esté dispuesto a aceptar. Y esto está relacionado uno con el otro. Si se pide una refinanciación nada más, las condiciones que el FMI pedirá serán irrelevantes. Ahora, si pedimos plata, las condiciones van a ser más fuertes”, planteó.
Añadió con respecto a esto último que “sino se le pide plata, no hay motivo para que no se llegue a un acuerdo. No será la primera vez que el FMI refinancie solamente en términos de plazos y con condiciones mínimas. Ahora, si se pretenden otras cosas…”.
En tanto, el economista Gustavo Ber señaló que “es una señal muy positiva que se inicien las negociaciones, más allá de que requerirá un proceso de entendimiento respecto a algunos lineamientos económicos que deberán consensuarse sobre todo lo referido a la convergencia fiscal y monetaria que vendrá asociada a este nuevo acuerdo”.
El inicio de estas negociaciones, añadió Ber, “le da continuidad al proceso de reestructuración de deuda privada bajo ley local y ley extranjera, y cuya expectativa es alta en cuanto al nivel de adhesión. Esta regularización de pasivo que está llevando adelante las autoridades nacionales es muy positivo”.
Según Ber, “este inicio de las negociaciones sumado a los lineamientos del Presupuesto permitirá a los inversores tener una mayor claridad sobre la futura reorganización de deuda con el FMI y acerca de los lineamientos fiscales y su implicancia en el nivel de actividad y la dinámica monetaria”.
En tanto, Amilcar Collante, economista del Centro de Estudios Económicos del Sur, indicó que “se necesita este acuerdo con el FMI para consolidar las expectativas y disminuir los temores por una posible devaluación o cualquier corrección cambiaria”.
“La certeza que brindará ese acuerdo permitirá al país hacer proyecciones, aunque también es necesario incluir un plan macroeconómico con una política fiscal y monetaria acorde”, dijo.