Por: Dario H. Schueri – Desde Santa Fe.
Flashback (Vuelta atrás) Salto atrás en el tiempo. Figura narrativa consistente en mostrar en imágenes algún hecho que ha tenido lugar en un tiempo anterior; a veces es una escena muy breve, pero otras, ocupa la mayor parte de la película.
Omar Perotti con seguridad recordará en su otoño existencial con sus viejos – biológica y afectivamente – amigos de la política, aquellos días terribles del inicio de su gobierno provincial en el aciago 2020 anno Domini, cuando una pandemia lo obligó a tomar las medidas más antisociales que pueda anunciar un gobernante: restringirle a la población la libertad de reunirse, transitar libremente, trabajar y comerciar.
En ese momento del imaginario futuro del Gobernador, y con la inapelable perspectiva del tiempo (siempre teñido por las subjetividades humanas) se juzgará si hizo bien o mal. Con esa y otras medidas.
Es probable que rememore también que al principio la pasó muy feo anímicamente, al no poder cumplir con la promesa de campaña de llevarle paz y orden a la sociedad – sobremanera rosarina, metrópoli que le permitió llegar a la Casa Gris básicamente por esas consignas – porque el delito, aún en plena pandemia, se había desbocado hasta destrozar las estadísticas que lo habían llevado al triunfo.
Su por entonces Ministro de Seguridad Marcelo Saín, un verborrágico sociólogo bonaerense, respetado analista en materia de seguridad, para muchos excesivamente auto referencial y autosuficiente, muy “cascoteado” por la oposición radical, socialista y hasta peronista de ese entonces, quien se ufanaba de ser “un hombre de Alberto Fernández” le decía, no sin razón, que la violencia urbana formaba parte del sustrato social, y que él lo haría pasar a la historia como el Gobernador que llevó a cabo el “mani pulite” santafesino, esto es, terminar con la corrupción policíaca judicial y política enquistada desde siempre en la praxis de la política vernácula.
En este juego de recurrencia temporal, naturalmente no sabemos cómo terminará la narración del actual Gobernador a sus amigos del imaginario futuro.
Esto pasa ahora
El abogado radical, pensador político y dirigente empresario Miguel Peralta, razona que la jugada del “mani pulite” a la criolla desarrollada por Perotti “puede darse en el contexto del capitalismo “convencional” contra el capitalismo “no convencional” (el marginal, de la droga y el juego) que permita generar un ámbito de seguridad jurídica total para la inversión legal (austeridad y ajuste administrativo y de empleados públicos) y guerra contra la corrupción política; un gobierno de centro derecha ideal, apuntando a la presidencia en 2023”.
Otros, menos filólogos de la política, opinan que en el afán por “llevarse puesta” a la oposición radical – socialista, la dupla Perotti – Saín está debilitando las columnas que sostienen el gobierno: los decisivos senadores peronistas; mientras que para otros más exagerados, porque no socavando los cimientos del propio peronismo.
No es menos cierto que hoy día la sociedad quiere un “sheriff” (estilo Sergio Berni, Patricia Bullrich) “nunca imaginé un sheriff de origen progre como Saín”, reflexiona otro “intelectual de café”.
Cuarentena bajo la lupa.
La desastrosa coyuntura política económica nacional, poco y nada ayuda a sobrellevar las penurias de la pandemia y los posibles yerros políticos sanitarios para enfrentarla. Cada día la sensación de haber entrado demasiado pronto en la feroz cuarentena, en lugar de vigilar a los que ingresaban al país, cobra más fuerza en el inconsciente colectivo ante el estrago económico y socio psicológico que se está evidenciando.
Ya se advierte que ante la renovación de restricciones para evitar más contagios, la fastidiada sociedad comienza a buscar responsabilidades exógenas y auto exculpatorias; y una de ellas es la mencionada. El paso siguiente podría ser la rebelión lisa y llana.
Es probable que no alcance con los anuncios de apoyo crediticio, diferimientos fiscales y otros paliativos que acaba de reforzar el gobierno provincial; tal como alguna vez señalamos, a esta altura la comunidad sopesa el riesgo de contagiarse y terminar en terapia intensiva con asistencia respiratoria, o en el peor de los casos, morir, con la realidad palpable: extinguirse económicamente. O terminar con severas consecuencias psicológicas.
El grito es uno solo: “queremos trabajar”. Del otro lado se cierne la amenaza invisible (y pasada a la clandestinidad ahora con la asintomaticidad) del SARS-CoV-2 que a todas sus manifestaciones conocidas, y por conocer, se le suma la de atormentar hasta confundir peligrosamente a los gobernantes.
Por estas horas, el Ministerio de Salud de la Provincia habilitó el tratamiento con ibuprofeno sódico inhalado, a manera de tratamiento compasivo y experimental en pacientes con coronavirus, que como tal requerirá el consentimiento informado del paciente y un acuerdo médico. La Diputada provincial Cesira Arcando puede dar fe de las bondades del mismo. ¿Podría ser ello – junto a la transfusión de plasma – un atenuante que evitar enviar pacientes a terapias con respiración asistida?.
Política y economía en cuidados intensivos.
Hablar de política partidaria o decididamente de candidaturas (y no porque los políticos no estén pensando y trabajando soterradamente en ello) podría resultar insultante para una sociedad que está aterrada del regreso del fantasmagórico 2001.
El politólogo Andrés Malamud parafraseó irónicamente el lema de la anterior fase kirchnerista “modelo de acumulación de matriz diversificada con inclusión social”, con la actualizada “modelo de desacumulación generalizada con pobreza inclusiva e igualdad sin oportunidades”, para enmarcar la actual situación económica.
Por su parte, el diputado nacional Luis Contigiani opina que “esto está agotado y peligrosamente se acelera el estancamiento”, concluyendo que “yo creo que hay dos tipos de polarizaciones: una por adentro del sistema democrático en la cual creo, respetando las mínimas reglas de convivencia, y otra por afuera llevándose todo puesto, que es la que está de moda junto a la cultura de la cancelación y los tiempos de la post verdad”.
Omar Perotti, a diferencia de su compañero partidario y colega Gobernador -y gran oportunista – Juan Schiaretti, no está dispuesto a emanciparse del gobierno nacional. Aun a costa de tomar riesgos políticos personales está dispuesto a bancar a su amigo el Presidente Fernández. Tampoco tiene demasiado margen político interno: el PJ provincial contiene una fuerte expresión kirchnerista a través de sus distintas facciones, y uno de los celosos custodios de la obra es nada menos que el Secretario General Leandro “Quico” Busatto.
Solo una adecuada y oportuna lectura de la realidad “socio sanitaria” y económica podría hacerle pegar el golpe de timón oportuno al Gobernador, que hoy no lo considera acertado. La oposición radical socialista ya no le deja pasar una, y está allí para señalarse – a la población- cada paso en falso.
“Es según como lo resuelva a ese “problema” (de aislarse del kirchnerismo); a lo mejor Perotti es un tiempista que se saca de encima a los “K” más cerca del cambio de gobierno en la Nación. A lo mejor está haciendo caja para sacárselos de encima lo antes posible. Creo que en política no se puede ser tan terminante, y menos con alguien como Perotti, quién en su relación con los “K” fue, hasta ahora, más hábil que ellos”, reflexiona un amigo apasionado de la política.
Una cosa es cierta: le curva de contagios por COVID-19 es indirectamente proporcional a la devaluación de la política.