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Carreros: historias detrás de recolectores que dejaron el caballo por otro trabajo

Son más de 800 los carreros que se sumaron al programa Andando, mediante el cual la Municipalidad proyectó erradicar la tracción a sangre y mejorar las condiciones de trabajo de los recolectores informales de residuos Las opciones van desde la conformación de cooperativas, el incentivo económico para el desarrollo de emprendimientos y la capacitación profesional en oficios. Desde febrero de 2015 los equipos de la Municipalidad trabajan con los carreros en soluciones particulares para cada familia, a los fines de que puedan dejar el caballo como medio de vida. En este sentido, están en proceso de conformación 8 cooperativas de trabajo integradas por recolectores informales, que se abocarán una vez terminados los trámites, a tareas de mantenimiento urbano de la ciudad. Juan Enrique, de 41 años, es integrante de una de las flamantes cooperativas. “Hace 22 años que me subo al caballo todos los días para darle de comer a mi familia. Estamos contentos porque ahora vamos a tener la posibilidad de un trabajo más estable, donde no estemos pensando en que hoy tenemos para comer, pero tal vez mañana no”, aseguró. Por otro lado, otros optaron por cambiar de rubro y comenzar emprendimientos propios. En estos casos, la Municipalidad puso a disposición cursos de capacitación en distintos oficios y entregó aportes económicos para la compra de herramientas que les sirvieron como puntapié inicial para comenzar con su negocio. Así, se consiguieron hornos pizzeros y amasadoras para los panificadores, y soldadoras para los herreros, entre otras. La intendenta Mónica Fein valoró esta transformación: “Nos parece fundamental el cambio, y la posibilidad de darles alternativas para que puedan capacitarse y conseguir un trabajo”, afirmó. Saúl y su esposa Viviana son parte también de las familias que se inscribieron en el Andando y ellos a cambio del caballo recibieron apoyo para poder arreglar la camioneta con la que hoy en día salen a recolectar. “Luego de un accidente quedé con problemas de espalda de por vida, lo que me dificultaba cada vez más subirme al caballo, pero como es mi medio de vida todos los días me subía con mi hijo y recorríamos zona norte a pesar de los dolores. Hoy por suerte con la chata mejoré mi salud y además puedo recolectar mayor volumen”, aseguró Saúl. Cabe destacar que tanto Juan Enrique como Saúl también se incorporaron al programa “Yo sí puedo”, a partir del cual aprendieron a leer y a escribir. “Cada vez que tenía que hacer un trámite, ya sea para mi pensión por discapacidad o cualquier otro me daba mucha vergüenza decir que no sabía leer y escribir, pero ahora incluso aprendí a firmar los formularios y documentos”, aseguró Saúl. Por su parte, Juan Enrique recuerda que antes de alfabetizarse “muchas veces recolectaba cosas que no sabían qué eran por no saber leer”. Todo ello da cuenta de la característica integral del programa, ya que luego del primer contacto con los carreros, también se realiza un abordaje global de las necesidades de su familia. Se les ofrece la posibilidad de participar de distintos cursos y talleres, y de incorporarse a distintos programas de carácter social. Otra de las alternativas que se ofrecieron desde el municipio fue la incorporación de las familias al trabajo en las huertas municipales. A quienes elijan la agricultura, se les otorga una parcela de tierra, las herramientas, las semillas y el apoyo necesario durante un año hasta que logren obtener ganancias de lo que cultivan. De una ordenanza al programa Andando El programa Andando, que forma parte de las medidas impulsadas para dar cumplimiento a una ordenanza que busca la erradicación de la tracción a sangre, es llevado adelante por el municipio a través de la Secretaría de Economía Social, pero se articula con el esfuerzo de otras reparticiones.} Es así que los cursos de capacitación en oficios se logran a través de los convenios firmados entre la Secretaría de Producción con entidades intermedias, sindicatos y otras instituciones; en tanto la Secretaría de Medio Ambiente y Espacio Público es la que convocará a las cooperativas una vez conformadas para realizar trabajos de mantenimiento urbano y la Secretaría de Control es la que recibe los caballos y se asegura de que no sigan en circulación. Los carreros al concretar su alternativa laboral hacen entrega de sus caballos, los cuales son atendidos por un veterinario municipal y enviados a espacios verdes para que alcancen su “jubilación”. Estos sitios surgen de diferentes convenios firmados con campos de ciudades y pueblos de la provincia de Santa Fe, contándose además con el apoyo de diversos grupos proteccionistas que aportan familias adoptantes.

Fuente: c3m.com.ar