La mala costumbre de dejar el auto sobre la vereda o sobre parques no cede en la ciudad, ni siquiera frente al hecho de que cada vez se multa más esa infracción. A tal punto, que en muy poco tiempo la penalización de esas faltas subió casi el 40 por ciento: de 4.800 en el 2012, las actas labradas pasaron a 6.670 el año pasado, pero ni así los rosarinos se disuadieron. En lo que va de 2014 las multas ya llegan a 2.270.
La Dirección de Tránsito, Control Urbano y la Guardia Urbana Municipal son las áreas encargadas de sancionar esa conducta, que los transgresores justifican en voz baja por el miedo a que les roben el auto y la falta de lugar para estacionar. Como no podía ser de otro modo, ante los inspectores la excusa suele ser otra. "Generalmente nos dicen que lo dejaron sólo un momentito para hacer un trámite rápido", ironiza el director de Control Urbano, Osvaldo Aita.
La decisión de dejar el auto sobre la vereda, cuanto más cerca de la línea de edificación mejor, viene in crescendo desde hace varios años y no respeta zonas ni horarios. Lo que empezó en los barrios más alejados hace rato que se ve en el macrocentro, a plena luz del día o durante la noche entera.
Por eso, ya en el 2009 la Intendencia había ubicado la sanción de esa conducta entre sus prioridades en materia de seguridad vial y la decisión se reflejó en un progresivo aumento de las multas.
Paradójicamente, y contrariando el argumento de que lo que más duele es el bolsillo, hasta ahora no se registra un descenso proporcional en el estacionamiento sobre veredas.
Los controles son de rutina. "En nuestros recorridos vemos vehículos estacionados tanto en parques y plazas como sobre las aceras y en todas las zonas de la ciudad", dice Aita.
La respuesta que más escuchan los inspectores cuando logran interpelar a los conductores es que "fue ocasional", que no dejaron el auto "por más de cinco minutos", que "necesitaban hacer un trámite rapidito". Esos son los que se "justifican y se disculpan" intentando evitar la multa por la infracción, pero "tambiín están los que encima se ofuscan".
Lo que nadie les dice a los inspectores es lo que es vox pópuli en los barrios: que la mayoría deja al auto estacionado en paralelo frente a la casa, pegado a la ventana, en la creencia de que así logrará escuchar cualquier ruido que indique la posibilidad de robo.
Sobre el verde. Aparte de las veredas, tambiín resultan blanco del mal estacionamiento los parques y las plazas. En los últimos tiempos, uno de los lugares que se ve más cubierto de rodados es el sector del parque Scalabrini Ortiz ubicado atrás de las torres Dolfines Guaraní: por las mañanas, sobre el císped del paseo aparcan decenas y a veces hasta más de un centenar de vehículos.
Curioso, porque entre las faltas que hacen a la ocupación indebida del espacio público —por estacionamiento en lugares prohibidos, parques y plazas, veredas, sendas peatonales, áreas reservadas a vehículos para discapacitados o frente a rampas— las multas oscilan, según las condiciones de la infracción, entre 25 y 75 unidades fijas.
A valor del litro de nafta súper cada una, entre 300 y 900 pesos. Bastante más plata que la que sale una cochera.
Fuente: c3m.com.ar