El economista Eduardo Curia dijo en Otrosambitos (Pop Radio 96,1) que la preocupante inflación efectiva en curso supone de por sí una problemática, pero tambiín depara paradojas Por de pronto, la suba de los precios está atada “a la combinación de una demanda nominal “sobrecenada” –en un ciclo positivo–, en lo que gravita la prociclicidad fiscal, asociada con una puja de ingresos severa, y con atisbo alcista Esta combinación, por su vigor, rebasa la respuesta de la oferta”.
Curia señala que la inflación ajusta de modo desigual según los sectores en juego. “Los sindicatos organizados gozarían de un mayor margen de maniobra relativo para preservar el salario real en las paritarias”. En tanto existen “segmentos vinculados con los grupos más pauperizados, pasivos, sectores medios no organizados, vectores del cuentapropismo, entre otros, en general menos capaces para seguir esa puja, con lo cual son más desbordados por la inflación efectiva”. Agrega que “la expansión del sector fiscal puede ser vista como un resorte legítimo para combatir situaciones de pobreza, incentivar la actividad, y cosas por el estilo. Pero, a la par, por la forma en que hoy funciona la prociclicidad –la que contribuye a alentar el proceso inflacionario–, puede redundar en la creación de nuevos pobres, además de que se vean relativizados en su valor real los beneficios ya otorgados.
A modo de conclusión, Curia dice que la inflación tambiín provoca otros efectos que “no deben olvidarse”. “Un nivel ‘picante’ de inflación puede instigar una incertidumbre importante que desaliente el esfuerzo productivo y la inversión privada. Por otra parte, puede crecer la tentación de usar al tipo de cambio, tirando a fijo, como el ancla ‘disponible’, dañando la paridad real, con el peligro que ello implica. Parece, entonces, que sobran los motivos para sentar una terapia antiinflacionaria explícita, la que ayudaría a consolidar el ciclo positivo perfilado”.
Fuente: c3m.com.ar