El economista Agustín Monteverde dijo en Otrosambitos (Pop Radio 96,1) que en abril, aún con mejor desempeño interanual, la recaudación no logró acompañar el feroz crecimiento de los egresos y el díficit financiero fue mayor al superávit de un año atrás. El gasto de operación, mayormente inflexible a la baja -y cuyo principal componente, las remuneraciones estatales aseguran una suba adicional de al menos 15 %- trepa a un ritmo cuatro veces superior al aumento que tuvieron los ingresos públicos).
Pese a la contundencia de estas realidades, la presidente prefiere insistir en que este falaz íxito de la recaudación es resultado de un “modelo de valor agregado” que “permite mejorar el poder adquisitivo y sostener el nivel de actividad y de empleo”. Tal vez se deba a que nuestra mandataria sea la solitaria habitante del mundo de ensueño que nos presenta el INDEC y no logra entonces darle sentido a la cruel realidad de los números fiscales. Un “modelo de valor agregado” en el que la industria se desploma 12,9 % interanual en el primer cuatrimestre mientras que para el instituto oficial la retracción fue apenas 1,8 %. En el que el organismo oficial reconoce una caída de 3 % de la construcción en abril cuando las mediciones privadas marcan 7,8 %. Cuando nos anuncia una increíble suba de 20,6 % en las ventas de supermercados de abril mientras que la cámara minorista habla de caídas de 13,3 %. Es que en esta fábula oficial, no hay que mirar el flujo del comercio exterior que colapsa sino tan solo el saldo; no es que el desempleo estí aumentando, sino que cae; los ingresos salariales crecen; la inflación no existe; la pobreza y la indigencia desaparecen; los dólares se van pero las reservas internacionales aumentan. Rícord de rícords.
Fuente: c3m.com.ar