La Argentina podría extender el plazo de vigencia del canje de deuda del 4 de agosto hasta fines de ese mes, siempre que para la fecha original la marcha de la aceptación esté por encima del 50% y acercándose a las mayorías correspondientes según el tipo de bonos negociados. La decisión la tomará personalmente Alberto Fernández en la última semana de julio, siempre que el diálogo con los tenedores de títulos públicos emitidos bajo legislación internacional esté encaminado hacia un acuerdo final. Por ahora, esta es la única alteración que seriamente está analizando el Gobierno con respecto a la propuesta que el 3 de julio presentó en sociedad Martín Guzmán y que desde esta semana ingresa ya en etapa de definiciones. En horas podrá Economía comenzar a contabilizar la cantidad de bonistas que avalan la propuesta y que tan lejos comienza a despegarse del poco exitoso 18,6% de la primer, y fallida, oferta que el ministro presentó allá por el 21 de abril. Y, como contrapartida, que tan cerca se está de la aceptación del 85% para la deuda emitida en los canjes de 2005 y 2010; y del 65% necesario para los bonos lanzados desde 2016 en adelante.
El viernes se retomó el dialogo con Jennifer O’Neil, la que, sorpresivamente, se mostró ampliamente receptiva a reiniciar el dialogo con los negociadores de Guzmán; con “disposición absoluta” para llegar a un acuerdo. Al menos ese es el mensaje que la abogada del grupo Ad Hoc le transmitió al banco Lazard el último día de la semana pasada; y a través de un llamado particular que la profesional le hizo vía satelital a los representantes de la entidad de origen belga; contratada por la Argentina para mediar entre las partes. La sorpresa de la buena predisposición de los bonistas más duros se basa en que, hasta ese viernes, la única novedad que se tenía desde este bando era el rechazo explícito, aunque con buenos modales, de la última propuesta de Guzmán; una vez que esta fue efectivizada ante la Security and Exchange Commission (SEC). En ese comunicado público, firmado junto con el Exchange Bondholders, ambos grupos rechazaban la última oferta, pero aseguraban que ahora sí Argentina estaba en el buen camino del diálogo. Y se ponían en disposición de reiniciar las negociaciones. El próximo paso fue el llamado de O’Neil a Lazard del viernes. Inmediatamente la nueva posición de la abogada del grupo que encabeza BlackRock fue comunicada a Buenos Aires; generando, obviamente muy buena predisposición en el Palacio de Hacienda.
Con este clima general, Guzmán se presentó el sábado por la mañana en Olivos para hablar con el Presidente. El ministro de Economía pasó revista general a la primer semana de vida de la nueva propuesta e, inmediatamente después, pidió instrucciones. La primera que recibió, es que no habrá cambios en el fondo de la oferta. Esto es, tanto la cantidad de dinero que se diseñó para que reciban los acreedores, incluidos los tiempos y las formas; así como las condiciones legales de emisión. Guzmán se llevó la certeza que no tiene la autorización para modificar ninguno de los capítulos centrales de la propuesta general; y que, en todo caso, habrá una próxima reunión, también en Olivos, para evaluar la marcha de las aceptaciones. Fue en este punto que el ministro explicó que puede haber problemas burocráticos en la velocidad de aceptación por parte de los bonistas que vayan firmando el acuerdo; con lo que al momento de evaluar la cercanía de las mayorías requeridas para que la oferta vaya teniendo masa crítica aceptable, estas estén cerca de tener un volumen importante, pero que no se reflejen en el conteo final. Se explicó además que no habría problemas en abrir más los tiempos de aceptación, ya que sólo se requeriría una nota enviada hacia la SEC anunciando que los plazos se extienden; sin que esto implique sanciones o multas. Simplemente, aclaró el ministro, habrá que avisar las condiciones en las que se avanzará en una etapa superadora y final del canje. En este punto Alberto Fernández deberá tomar una nueva decisión política. Si para los que ingresen formalmente luego del 4 de agosto, habrá las mismas condiciones de premios que los que se anoten durante estas semanas de canje abierto. Esto es, la posibilidad de contar con el reconocimiento de los vencimientos acumulados hasta septiembre de este año; beneficio al que, hasta aquí y según la redacción de la oferta que Guzmán presentó el 3 de julio, quienes no entren hasta el 4 de agosto no podrán acceder. Eventualmente podría ser una de las cláusulas que el gobierno podría modificar en el caso que el diálogo entre las partes ingrese en un período de buena fortuna.
El capítulo de negociaciones de esta semana será clave. Economía y Lazard volverán a tomar contacto con el temido delegado del Exchange Bonhdholders: Dennis Hranitzky. Este representante de los tenedores de deuda emitida durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner; mostró la semana pasada su poder de fuerza al firmar el comunicado conjunto con Ad Hoc. Sabe el ex abogado de Paul Singer, que Guzmán esperaba ansiosamente que su grupo se despegara de BlackRock y compañía; para que la nueva propuesta tomara vuelo de aceptación. La firma del comunicado de la semana pasada por los dos grupos fue un baldazo de agua fría; ya que, en el Palacio de Hacienda se esperaba el rechazo de BlackRock, pero no de los bonistas con deuda K. Para Economía, estos fueron tratados con privilegios en la redacción final de la oferta; con lo que realmente se esperaba romper la alianza que hasta ese momento mantenían los dos principales grupos. El mensaje de ambos dejando en claro que su estrategia se mantenía firme, fue un primer golpe al mentón de los negociadores locales. Esta semana será, desde aquel hecho, la primera comunicación directa entre los argentinos y los bonistas K.