Luciano Ezequiel Garbarino estaba parado junto a su prima y un amigo la tarde de ayer en José Ingenieros 6450, frente a un pasillo angosto por el que se ingresa a uno de los tantos asentamientos precarios de Empalme Graneros. Tenía 19 años y vivía a dos cuadras de allí. Entonces apareció una moto Honda Tornado negra con cachas rojas en la que iban dos personas. Se acercaron al lugar donde estaba Luciano, le dijeron algo y tras ello le dispararon al menos seis veces. La moto arrancó a medio motor y el chico no pudo hacer nada, apenas se movió. Cuando los agresores notaron que seguía con vida, volvieron unos diez metros, el acompañante bajó, lo volteó y le disparó nuevamente. La víctima quedó tendida con cinco tiros en el cráneo y el tórax. Aparentemente no hubo confusión, lo buscaban.
La prima del chico corrió hacia adentro del pasillo y su amigo hizo lo mismo. Luciano ya estaba muerto. “Lo mataron como a un perro”, dijo Maxi, quien estaba a metros de él.
Una vez que se escucharon los tiros y todos vieron la muerte, por que a esa hora en la plaza de José Ingenieros al 6500 hay chicos, parejas, ancianos y vecinos, la moto huyó hacia calle Cullen mientras los curiosos se acercaban al cuerpo.
Maxi, quien estaba con Luciano al momento del crimen, contó que su amigo “trajo un cajón de zapallos y lo estábamos ofreciendo en el barrio para que lo compraran completo o por unidad. Yo estaba en lo de una vecina y escuché tiros, corrí adonde estaba Luciano y lo vi ahí, tirado”.
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Luciano trabajaba con su padre como changarín en el Mercado de Concentración de Fisherton y vivía con su familia. Marcelo, su padre, relató que a su hijo “lo acribillaron. Primero un tiro y después se bajaron y le dieron a quemarropa. Estaba parado esperando a un amigo, no sé qué pasó”. El hombre estuvo desde las 16 hasta las 20 viendo a su hijo tapado con una sábana en medio de la calle esperando que la burocracia de la muerte autorizara que lo llevaran al Instituto Médico Legal.
Sandra, su madre, sostuvo: “No nos dijo si tenía problemas con alguien, si lo habían amenazado o algo así. Solo tiene un amigo que está preso por drogas. Mi hijo tuvo problemas de adicciones pero estaba bajo tratamientos y trabajaba con mi marido en el mercado”. Un amigo deslizó que podría ser una antigua “bronca” por una relación de pareja que no debía darse.
“Se había rescatado, fumaba marihuana de vez en cuando pero estaba legal. Alguien lo mandó a matar. El vivía al lado del «Gordo Brian» pero no tenía problemas con él”, contó otro joven en referencia a Brian Jesús González, condenado a 16 años de prisión por el crimen de “Any” Rivero, ocurrido en noviembre de 2015 en Capitán Bermúdez y conocido narco de Empalme Graneros.
La fiscal Marisol Fabbro interviene en la causa y dio intervención el Gabinete Criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).