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El infierno tan temido

 

 

Culminábamos nuestro comentario el domingo pasado con la siguiente reflexión: “¿habrá cabida este domingo para vías alternativas a la instalada polarización, arteramente atizada por las dos principales fuerzas en pugna?. Sospechamos que el peligroso cometido de ambos contendientes con sus mensajes de extremismo casi religioso, solo contribuirá a ensanchar desdichadamente la brecha sociológica existente en Argentina. Cualesquiera sea el resultado de este domingo, octubre o noviembre”.#

La estadística electoral nos respondió crudamente este interrogante: más de 11 millones y medio de personas votaron el domingo 11 por convencimiento, castigo y esperanza, aunque ésta sea incierta, a la principal fuerza opositora; mientras que casi 9 millones lo hicieron mayoritariamente por el oficialismo y otras dos fuerzas menores, para que no regrese al poder un modo de hacer política.

Quedarán unas 3 millones de personas -aproximadamente- que irán a votar por primera vez el 27 de octubre; son quienes junto con los que eventualmente podrían cambiar el voto del pasado domingo 11, mantienen intrigados a los candidatos, analistas políticos y económicos. Y a la población toda. ¿Podrán esta vez los encuestadores escudriñar la actitud de los primerizos y de quienes ya votaron?.

Ambos frentes electorales en pugna (“De Todos” y “Por el Cambio”, nombres con filologías premonitoriamente reveladoras a la luz de los resultados) pujarán por ensanchar la base electoral obtenida en las conceptualmente abstractas PASO. Ello significaría en términos sociológicos, que se ampliaría la peligrosa brecha existente en Argentina que acechará, cual peligrosísima falla sísmica, a quien resultare electo. Si es que el sismo no se produce antes.

Retomando las imaginarias causas del voto opositor, al oficialismo gobernante sólo le queda la peregrina expectativa de que el voto “castigo” y “esperanza” del frente triunfador trastoque en sufragio “nueva oportunidad”. De lo que suceda con la economía en estos 48 días hábiles para la primera vuelta del 27 de octubre dependerá.

De todos modos, las reveladoras actitudes humanas de los dos principales adversarios, impregnadas de mezquindad, egoísmo y falta de sanmartiniano espíritu patriótico, alentaron el genotípico argentinismo del “sálvese quien pueda”. La Iglesia sabiamente lo describe en un reciente documento.

Por un lado el Presidente responsabilizando a la población por su soberana decisión de expresar en las urnas sus sentimientos electorales y pedirle, además, a la oposición triunfante una “autocrítica” por el triunfo que había desatado el averno económico.

Del otro lado, el candidato opositor asegurando que el nivel del tipo de cambio que había empobrecido en 72 horas un 30 % a la población “era razonable” (y anticipatorio, según los expertos, del “trabajo sucio” devaluatorio que hubiera tenido que hacer él en diciembre cuando virtualmente asumiese la primera Magistratura).

Que gobiernen los mercados.

Lo cierto es que mientras el viernes pasado, aún con pronósticos adversos para el oficialismo, los “mercados” (supra poder intangible que pareciera digitar indefectible e incontrolablemente nuestro destino, soslayando la política y al propio Estado) se manifestaban satisfechos, pero tres días más tarde con otro resultado electoral, sumían al país en el caos económico y financiero, y lo más grave: la desesperanza.

¿Qué pasó entonces?. ¿Se podría investigar judicialmente?. 

En el gobierno ardieron de ira cuando el economista Martín Redrado declaró que el "el aumento del dólar del lunes fue causado por el Presidente, quien ordenó (al BCRA) no pararlo".

Otros arguyen que la reacción fue espoleada, con oportunos guiños, por allegados financieros al candidato triunfante, para terminar de destruir al oficialismo trayendo a agosto el valor del dólar de diciembre.

Por nuestra salud espiritual preferimos no dar crédito a ninguna de esas (mal) intencionadas versiones. Pero pensamos que la justicia debiera investigar. La sociedad se merece saber quiénes la empobrecieron literalmente de un día para el otro. En  abril del 2018, cuando se produjo la mega devaluación que mandó a la lona a millares de argentinos, hubo responsables políticos identificables.

Según la primera impresión del gobierno (luego enmendada por un acto de contrición) en esta ocasión el caos lo provocó indeliberadamente la gente que votó abrumadoramente a la principal oposición, despertando la ira de “los mercados”. ¿Qué no espera entonces el 27 de octubre si se repitiese tal resultado?. ¿O “los mercados” ya lograron el objetivo?. Dudamos.

La Iglesia advierte.

Tomando un párrafo de la Oración por la Patria, la Iglesia Católica argentina llama a la reflexión: Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común… Construir la nación es una tarea que nos compete a todos. Sin embargo, es imposible pensar en la búsqueda del bien común cuando el egoísmo y la idolatría del mundo del mercado se ponen por encima de la persona, del rostro sufriente de los otros. El Pueblo lamenta y padece los dolores provocados por disputas económicas, especulaciones, peleas en torno al poder, que se alejan del original espíritu de servicio y bien común de la política”.

Repercusiones en Santa Fe.

Primero el Ministro de Economía Gonzalo Saglione mediante un madrugador twit, y luego el Gobernador Lifschitz, advirtieron que las medidas anunciadas por el gobierno nacional relacionadas con IVA y Ganancias repercutirán negativamente en las ya de por sí alicaídas finanzas provinciales, calculando primigeniamente las pérdidas en casi tres mil millones de pesos de aquí a fin de año. “El gobierno financia su intento de recuperación política a costa de las Provincias”, clarificó el Gobernador santafesino, quien está compelido por decenas de administraciones comunales y municipalidades con sus números en rojo.

Desde el Parlamento, mientras los senadores debaten paliativos como elevar al 50 % para gastos corrientes los fondos del programa Obras Menores, el diputado del PDP Gabriel Real pide que sea el 100 %.

Para peor, a fin de mes se reabre la negociación por la explosiva “cláusula gatillo” salarial, tanto provincial como municipal, que le agregará mas dramatismo a la situación.

Justo cuando el contador Rubén Michlig, “hombre de los números” de Omar Perotti, invitado por los medios de comunicación deambulaba alertando sobre el caos financiero que recibirán el 10 de diciembre (agravado ahora por los acontecimientos que relatamos) y la mano derecha del Gobernador electo Roberto Mirabella, ya acusa de gastos excesivos sin justificación al gobierno, preanunciando una transición poco pacífica.

Precisamente, mientras Omar Perotti dedica gran parte de su tiempo a estar junto al candidato a Presidente Alberto Fernández, mostrando de esa manera una buena sintonía, que le genere expectativas al electorado santafesino acerca de la racionalidad política y moderación de un eventual gobierno de Fernández.

Mañana será otro día, reza la canción.

Fuente: c3m.com.ar